Que haríamos sin el Mar Cantábrico y sin Cantabria, como diría el defensor a ultranza de estos sitios, Miguel Ángel Revilla, presidente de dicha Comunidad Autónoma. Pues algo semejante se podría trasladar al mundo del turf español diciendo aquello de, qué haríamos sin Laredo y sin su paraíso de playas eternas. Tal vez este sitio no tenga el prestigio ni la fama internacional de las playas de Sanlúcar de Barrameda, pero una vez que he estado allí, puedo afirmar que Laredo no tiene nada que envidiar a las playas gaditanas. Además, el clima es mejor, al menos para el gusto del que escribe este texto.
Puestos a reconocer cosas, he decir que un servidor no conocía el lugar in situ, eso sí, escuchar sobre él muchas veces y la verdad, ya era hora de poner rumbo a la localidad cántabra. Nada más llegar a este municipio de unos 13.000 habitantes te quedas plasmado con las playas kilométricas con las que cuenta. Probablemente, la más turística y llena de gente es la llamada Playa de Laredo o la Salve que comienza en el Puerto Pesquero y finaliza en El Puntal. Pues bien, dicha playa cuenta con 4.250 metros de longitud, ni más ni menos, con una arena fina y acompañada de unas bonitas dunas con vegetación única. Ya una vez puestos a promocionar el destino, hay que señalar que en estos momentos de crisis sanitaria estamos ante un lugar perfecto para mantener las distancias de seguridad y para disfrutar del sol tumbado en una toalla con un agua fresquita. Claro, Ander al que le gusta andar siempre, aunque el sol no tanto por su piel blanquecina, recorrió esta playa de punta a punta por la orilla. Buen paseo para reforzar las piernas y hacer músculo, si es que eso existe para mí...
Hablando de punta a punta y recuperando el aspecto turfistico del texto llegamos a El Puntal junto al Puerto Deportivo, lugar en el que se da comienzo a una playa especial, la Playa del Regatón. Un sitio mágico y bastante diferente al que podemos encontrar a solo unos pocos metros. Está situado dentro del enclave del Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel, y está mojado por la Ría de Treto en la Bahía de Santoña. Allí no hay apenas gente, allí hay caballos.
Efectivamente, caballos que dejan bien plasmadas en la arena unas huellas de herraduras que dan pistas de que por ahí ha habido caballos, bien galopando, bien trotando o bien paseando. Caballos de todo tipo, incluso los que nos gustan en esta página, los Pura Sangre Ingleses. En consonancia, un lugar diferente o mejor dicho un paraíso para el turf.
Pese a que la gente no suele estar allí en las inmediaciones de la playa, estos pueden pasar a pocos metros de los caballos y compartir un sitio en el que hay espacio para todos, caballos y humanos. A su vez, quién anda por la orilla de la ría, que está llena de vegetación marina, única y diferente a otros lugares, puede ver peces en el agua. El refrán popular cuenta que quién anda como un pez en el agua, es aquel quién se siente cómodo por esos lares. Pues siendo sinceros, quiénes en esta playa andan como peces en el agua no son los peces son los caballos. Galope tras galope, entrenamiento tras entrenamiento que mejor que un chapuzón en el fresquito, pero siempre reconfortante y maravilloso Mar Cantábrico. Por lo que, no sólo las personas quienes tienen el placer de darse un baño en el mar. Siendo sinceros, un lujo y un honor, y lo repetiré es algo mágico.
Para los clásicos del turf, los entrenamientos en esta playa de algo más de 2 kilómetros de distancia no son probablemente las al usas o las que pueden verse en un entrenamiento en un hipódromo. En definitiva, un cambio de aires, en este caso aires del norte y acompañado de la brisa marina para los caballos. Los horarios tampoco son tan estrictos o tempraneros, aunque también lo son, y es que a las tardes también es habitual ver galopar caballos a gran velocidad. Así un aficionado puede tener el placer de ver un galope de un caballo de carreras sin tener que madrugar mucho. Otra cosa importante es claro controlar las mareas marinas, ya que el agua hace desaparecer muchas veces esa pista natural de arena de la playa que hay para entrenar.
En conclusión, el artífice de que todo este paraíso natural y los caballos, incluso los PSI, se combinen en un mismo lugar es el "El Centro Ecuestre El Sable". Además, cualquiera puede darse un buen paseo por estas impresionantes vistas cabalgando con un caballo, bien siendo niños o adultos, o bien siendo expertos o principiantes montando. Por tanto, sean todos bienvenidos a los placeres de Laredo y si todavía no los has hecho, no seas como un servidor y ponte dirección a Laredo a disfrutar de un lugar paradisíaco.
Foto portada: Playa del Regatón (Laredo) | Laredo Turismo
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