Pocos deportes son, por lo general, tan competitivos como las carreras de caballos. Y es que la mayoría de las veces en la pista, gana uno y el resto pierde. Además, en varias ocasiones, la búsqueda de la victoria se antoja muy complicada, porque en el transcurso de una carrera ocurren miles de detalles pequeños que transcurren en milésimas de segundo y que muchas veces son inapreciables para la mayor parte de los aficionados. En todo ese paradigma variado y en la búsqueda de la gloria partió hace ya varios años un joven Ioritz Mendizabal, dejando su Oiartzun (Gipuzkoa) natal rumbo a cumplir sus sueños en tierras galas. Una decisión que lo toma con la corta edad de 14 años yendo al AFASEC de Mont de Marsan (escuela de aprendices francés). Con anterioridad ya montaba a caballo en su pueblo en la Hípica Audele (Oiartzun) y acudía los veranos junto a familiares y amigos al Hipódromo de San Sebastián a ver carreras y disfrutar de dicho deporte. En esa época por ejemplo conoce también a u